1)¿Año de nacimiento?
Mamá: - 1963.
Abuela: - 1942.
Abuela: - 1942.
2)¿Como te divertías de chico/a?
Mamá: - Se divertía jugando con sus amigos.
Abuela: - Se divertía jugando a la payana con piedritas en la calle.
3)¿tenias radio? ¿que escuchabas? ¿y ahora?
Mamá: - Si tenia, escuchaba música, ahora escucha música en
la computadora.
Abuela: - Si tenía, escuchaba como informaban, ahora también tiene pero escucha música.
4) ¿Cuando fue que tuviste tu primera tv?
¿En que año?
Mamá: - A los 10 años, en el año 1973.
Abuela: - A los 31 años, en el año 1973.
5)¿Tenias acceso al diario? ¿cuales leías?
Mamá: - Si tenia por mis abuelos, el diario
crónica.
Abuela: - Si, tenia acceso por su mamá, el diario crónica.
6) ¿Y revistas?
Mamá: - Revista billiken.
Abuela: - No leía.
7)¿Cual fue la primera película que viste
en el cine?
Mamá: - Había una vez un circo.
Abuela: - Había una vez un circo.
8) ¿Como era ir al cine en esa época?
Mamá: - Eran cines de barrio, y no iba muy seguido.
Abuela: - Cuando era chica no iba, empezó a ir cuando mi mamá era chica y eran cines de barrio.
El cine llegó a la Argentina apenas después de su lanzamiento en París, al poco tiempo ya empezaron a rodarse las primeras producciones nacionales. Entre otros atractivos, hubo pioneros mundiales en cine científico y de animación. Pero la verdadera industria comenzó recién en 1933, con la afirmación del cine sonoro.
Los buenos tiempos, cuando las películas argentinas se veían en toda Iberoamérica, duraron hasta comienzos de los años '50. Luego, el paulatino cierre de los grandes estudios, el crecimiento de la televisión, el anquilosamiento del cine popular, y el aislamiento de un cine de autor, impusieron otras reglas de juego.
Sobre esas reglas, el actual cine argentino se ha restringido en cantidad y en mercado, pero mantiene una especial calidad, internacionalmente reconocida.
La primera exhibición cinematográfica, con vistas de los Lumiére, ocurrió el 18 de Julio de 1896. Ya en 1894 había llegado el kinetoscopio y, a comienzos de 1896, un concesionario de kinetoscopios había experimentado proyecciones públicas con un aparato de su invención. En 1897 comenzó la importación de cámaras francesas, y un francés residente en Argentina, Eugene Py, se convirtió en el primer realizador y camarógrafo con el corto La bandera argentina.
En 1898, filmando sus propias operaciones quirúrgicas, el doctor Alejandro Posadas inició el cine quirúrgico. En 1900 aparecieron las primeras salas específicamente dedicadas al cine, y los primeros noticieros.
Desde entonces, cabe señalar los ensayos de cine sonoro en 1907; el primer filme de ficción con actores profesionales, La revolución de mayo, en 1910; el primer largometraje, Amalia, en 1914; el primer gran éxito, Nobleza gaucha (costó 25.000 pesos y recaudó medio millón en seis meses, sin contar copias piratas) en 1915; el primer largometraje mundial de cine de animación, El apóstol, en 1917; y la primer mujer directora de Latinoamérica, también en 1917.
Entre melodramas, policiales, cintas cómicas y temas camperos; durante el período mudo, se hicieron más de 200 películas; destacándose los asuntos de clima tanguero de Agustín Ferreyra. Sin embargo, nunca se organizó una verdadera industria, y ni siquiera se conservaron debidamente las películas.
La verdadera industria surgió con el cine sonoro, en 1933. Casi al mismo tiempo nació Argentina Sono Film, con Tango (donde debutaron Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini); y Lumiton, con Los tres berretines.Pronto, éstas, y otras empresas llegaron a producir, en estudios propios, unos treinta filmes anuales que exportaban a toda Latinoamérica; en especial los melodramas de Libertad Lamarque, las cómicas de Sandrini y, más tarde, también las Historia de la tv
La Televisión Pública de Argentina nació como un emprendimiento del Estado. Jaime Yankelevich, quien se había posicionado como un referente de la radiofonía nacional al ser propietario y director general de LR3 Radio Belgrano, fue el encargado de poner en funcionamiento las transmisiones del nuevo medio en el año 1951.
Canal 7 realizó su primera transmisión el 17 de octubre de 1951 con un hecho histórico: el acto por el Día de la Lealtad Peronista en la Plaza de Mayo, durante el cual María Eva Duarte de Perón (Evita) pronunció el discurso que luego fue considerado su testamento político.
Pocas fueron las personas que contaban con aparatos receptores en sus hogares y la novedad fue compartida en bares, cafés y negocios de Buenos Aires entre un público que hasta entonces había sido esencialmente radioescucha. Precisamente, fueron locutores radiales quienes pronto se convirtieron en primeras figuras del nuevo medio: Guillermo Brizuela Méndez, Nelly Trenti, Nelly Prince, Adolfo Salinas, Pinky (Lidia Elsa Satragno) y Antonio Carrizo.
En el único canal estatal se irían formando artistas, técnicos, camarógrafos y directores, la mayoría de ellos provenientes del mundo del espectáculo que en aquel momento atravesaba su época de oro: el teatro, con dos funciones diarias, y el cine, con una cuantiosa producción de títulos. Los programas se emitían por la noche y en vivo, modalidad que dio lugar al más frondoso anecdotario de equivocaciones y obstáculos.
El primer formato de producción nacional fue el telenoticioso, al que seguirían los musicales y los programas culinarios con la mítica figura de Petrona C. de Gandulfo. La grilla televisiva se completaba con series norteamericanas de media hora de duración, como "Patrulla del camino", "El llanero solitario" o "Cisco Kid". A partir de 1956, atendiendo a las demandas de un público predominantemente femenino se pusieron en pantalla las primeras telenovelas; pionero en el género resultó el "Teleteatro a la hora del té", con Fernando Heredia y María Aurelia Bisutti.
En la programación general, en tanto, la oferta comenzó a ampliarse: se impusieron los periodísticos con figuras como Blackie o Tito Martínez del Box; las comedias de asunto familiar con Mirtha Legrand, Ángel Magaña, Jorge Salcedo y Osvaldo Miranda; y los shows musicales con la presentación de cantantes solistas. Nuevos nombres ganaron un lugar indiscutible en el nuevo medio: Augusto Bonardo, Juan Carlos Thorry, Analía Gadé, Chas de Cruz con su "Diario del Cine" y hasta el diseñador de modas Jean Cartier. Al mismo tiempo, la exhibición de series norteamericanas se extendió a una hora de duración y así se impuso en la Argentina el mítico lejano Oeste con "Cheyene", "Cuero Crudo" y "Caravana".
Los aparatos receptores de la década inicialmente habían sido importados hasta que comenzó la producción nacional; la normativa, en tanto, dio cuenta de los cambios generados por el nuevo medio al sancionarse en 1957 el Decreto/Ley que establecía el carácter individual de las licencias.
En 1959 diez cronistas de radio y televisión fundaron la Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentinas (APTRA) en la sede de Argentores, bajo la presidencia de Manuel Ferradás Campos. A fin de año se realizó la entrega del primer premio: "El gaucho", una escultura de Perlotti. Entre los ganadores se destacó Narciso Ibáñez Menta, primer actor y director del ciclo "Obras Maestras del Terror". Al año siguiente, ya bautizada la estatuilla con el nombre de "Martín Fierro", APTRA distinguió a Tato Bores, un actor clásico del humor político que mantendría su vigencia hasta los 90, con interrupciones impuestas por la censura de distintos gobiernos.
Argentina fue pionera mundial en materia de radiodifusión, realizando la primera transmisión de la historia en 1920. Las principales emisoras se encuentran en Buenos Aires y Córdoba. Entre los hechos históricos relacionados con la radiofonía argentina, pueden mencionarse: las primeras transmisiones deportivas de boxeo y fútbol en la década de 1920 y el radioteatro en las de 1930 y 1940.
Fueron el médico Enrique Telémaco Susini, junto a otros tres estudiantes: Miguel Mujica, César J. Guerrico y Luis Romero Carranza quienes el 27 de agosto, tras cumplir la hazaña de convertir a la radio en un incipiente medio de comunicación masivo, se ganaron el histórico apodo de "Los locos de la azotea". A través de la transmisión en vivo desde el Teatro Coliseo de la ópera Parsifal de Richard Wagner, nacían Radio Argentina –la primera emisora del país– y un público conformado por apenas unos cincuenta radioaficionados.
Ya en esa primera década de su historia, la radio ofrecía de manera incipiente los géneros y formatos que la habrían de caracterizar posteriormente. En 1921, la transmisión de música clásica se convertía en un hecho de frecuencia casi diaria. Al año siguiente, la noticia cotidiana ganaba espacio con la transmisión en vivo de la asunción de Marcelo T. de Alvear como presidente de la República. En septiembre de 1923 entraba el boxeo, con la célebre "pelea del siglo" entre Luis Ángel Firpo (a) El Torito de las Pampas y Jack Dempsey desde el Polo Grounds de Nueva York y en octubre del año siguiente lo hacía el fútbol, con un partido disputado por uruguayos y argentinos. Alrededor de esa fecha también se ponían al aire los primeros reclames (el galicismo denominaba así a los avisos publicitarios). Hacia el final de la década nacía el radioteatro, cultor inicial de la vertiente criollista y nativista de delgado hilo argumental, centrado en canciones y payadas. El origen se atribuye hoy a Francisco Mastandrea con La caricia del lobo, éxito que continuará Andrés González Pulido con su conjunto Chispazos de tradición y que luego concretará expresiones más rigurosas con dramas históricos y escenas nativas de Arsenio Mármol y Héctor P. Blomberg.
En 1924 surgía en Rosario "la primera emisora cerealista del país", mientras se producía una de las innovaciones tecnológicas más radicales: la introducción de los parlantes, modificando sustancialmente las condiciones de escucha. El aparato receptor se ganaba así un lugar importante en el hogar, reuniendo a su alrededor a la familia entera. En tres años, el número de aparatos había crecido de manera sorprendente y surgían ya los primeros conflictos que llevaron a reglamentar la frecuencia de emisión entre 1925 y 1929.
Los años 30 acentuarán esta tendencia a la expansión. Al éxito de Splendid y Belgrano se suma Radio El Mundo en 1935 con un edificio monumental de siete estudios y dos auditorios, mientras el empresario Jaime Yankelevich crea desde Belgrano las primeras transmisiones en cadena. Las revistas especializadas: La canción moderna y Radiolandia dan cuenta de este auge.
A la vez el radioteatro amplía su temática extrayendo asuntos de la producción folletinesca, donde abundaban huérfanos, madres solteras, grandes villanos y amores imposibles pero eternos. Por su parte, hacia fines de la década, el deporte había consolidado su audiencia y Alfredo Aróstegui ponía al aire El Relato Olímpico, en tanto que Tito Martínez Delbox creaba Gran Pensión El campeonato que mantendría su vigencia por más de diez años. Las voces de Horacio Belbo y Ricardo Lorenzo "Borocotó" con sus relatos de fútbol y boxeo atrapaban a la audiencia de entonces.
HISTORIA DEL CINE:
El cine llegó a la Argentina apenas después de su lanzamiento en París, al poco tiempo ya empezaron a rodarse las primeras producciones nacionales. Entre otros atractivos, hubo pioneros mundiales en cine científico y de animación. Pero la verdadera industria comenzó recién en 1933, con la afirmación del cine sonoro.
Los buenos tiempos, cuando las películas argentinas se veían en toda Iberoamérica, duraron hasta comienzos de los años '50. Luego, el paulatino cierre de los grandes estudios, el crecimiento de la televisión, el anquilosamiento del cine popular, y el aislamiento de un cine de autor, impusieron otras reglas de juego.
Sobre esas reglas, el actual cine argentino se ha restringido en cantidad y en mercado, pero mantiene una especial calidad, internacionalmente reconocida.
La primera exhibición cinematográfica, con vistas de los Lumiére, ocurrió el 18 de Julio de 1896. Ya en 1894 había llegado el kinetoscopio y, a comienzos de 1896, un concesionario de kinetoscopios había experimentado proyecciones públicas con un aparato de su invención. En 1897 comenzó la importación de cámaras francesas, y un francés residente en Argentina, Eugene Py, se convirtió en el primer realizador y camarógrafo con el corto La bandera argentina.
En 1898, filmando sus propias operaciones quirúrgicas, el doctor Alejandro Posadas inició el cine quirúrgico. En 1900 aparecieron las primeras salas específicamente dedicadas al cine, y los primeros noticieros.
Desde entonces, cabe señalar los ensayos de cine sonoro en 1907; el primer filme de ficción con actores profesionales, La revolución de mayo, en 1910; el primer largometraje, Amalia, en 1914; el primer gran éxito, Nobleza gaucha (costó 25.000 pesos y recaudó medio millón en seis meses, sin contar copias piratas) en 1915; el primer largometraje mundial de cine de animación, El apóstol, en 1917; y la primer mujer directora de Latinoamérica, también en 1917.
Entre melodramas, policiales, cintas cómicas y temas camperos; durante el período mudo, se hicieron más de 200 películas; destacándose los asuntos de clima tanguero de Agustín Ferreyra. Sin embargo, nunca se organizó una verdadera industria, y ni siquiera se conservaron debidamente las películas.
La verdadera industria surgió con el cine sonoro, en 1933. Casi al mismo tiempo nació Argentina Sono Film, con Tango (donde debutaron Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini); y Lumiton, con Los tres berretines.Pronto, éstas, y otras empresas llegaron a producir, en estudios propios, unos treinta filmes anuales que exportaban a toda Latinoamérica; en especial los melodramas de Libertad Lamarque, las cómicas de Sandrini y, más tarde, también las Historia de la tv
HISTORIA DE LA TELEVISION:
La Televisión Pública de Argentina nació como un emprendimiento del Estado. Jaime Yankelevich, quien se había posicionado como un referente de la radiofonía nacional al ser propietario y director general de LR3 Radio Belgrano, fue el encargado de poner en funcionamiento las transmisiones del nuevo medio en el año 1951.
Canal 7 realizó su primera transmisión el 17 de octubre de 1951 con un hecho histórico: el acto por el Día de la Lealtad Peronista en la Plaza de Mayo, durante el cual María Eva Duarte de Perón (Evita) pronunció el discurso que luego fue considerado su testamento político.
Pocas fueron las personas que contaban con aparatos receptores en sus hogares y la novedad fue compartida en bares, cafés y negocios de Buenos Aires entre un público que hasta entonces había sido esencialmente radioescucha. Precisamente, fueron locutores radiales quienes pronto se convirtieron en primeras figuras del nuevo medio: Guillermo Brizuela Méndez, Nelly Trenti, Nelly Prince, Adolfo Salinas, Pinky (Lidia Elsa Satragno) y Antonio Carrizo.
En el único canal estatal se irían formando artistas, técnicos, camarógrafos y directores, la mayoría de ellos provenientes del mundo del espectáculo que en aquel momento atravesaba su época de oro: el teatro, con dos funciones diarias, y el cine, con una cuantiosa producción de títulos. Los programas se emitían por la noche y en vivo, modalidad que dio lugar al más frondoso anecdotario de equivocaciones y obstáculos.
El primer formato de producción nacional fue el telenoticioso, al que seguirían los musicales y los programas culinarios con la mítica figura de Petrona C. de Gandulfo. La grilla televisiva se completaba con series norteamericanas de media hora de duración, como "Patrulla del camino", "El llanero solitario" o "Cisco Kid". A partir de 1956, atendiendo a las demandas de un público predominantemente femenino se pusieron en pantalla las primeras telenovelas; pionero en el género resultó el "Teleteatro a la hora del té", con Fernando Heredia y María Aurelia Bisutti.
En la programación general, en tanto, la oferta comenzó a ampliarse: se impusieron los periodísticos con figuras como Blackie o Tito Martínez del Box; las comedias de asunto familiar con Mirtha Legrand, Ángel Magaña, Jorge Salcedo y Osvaldo Miranda; y los shows musicales con la presentación de cantantes solistas. Nuevos nombres ganaron un lugar indiscutible en el nuevo medio: Augusto Bonardo, Juan Carlos Thorry, Analía Gadé, Chas de Cruz con su "Diario del Cine" y hasta el diseñador de modas Jean Cartier. Al mismo tiempo, la exhibición de series norteamericanas se extendió a una hora de duración y así se impuso en la Argentina el mítico lejano Oeste con "Cheyene", "Cuero Crudo" y "Caravana".
Los aparatos receptores de la década inicialmente habían sido importados hasta que comenzó la producción nacional; la normativa, en tanto, dio cuenta de los cambios generados por el nuevo medio al sancionarse en 1957 el Decreto/Ley que establecía el carácter individual de las licencias.
En 1959 diez cronistas de radio y televisión fundaron la Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentinas (APTRA) en la sede de Argentores, bajo la presidencia de Manuel Ferradás Campos. A fin de año se realizó la entrega del primer premio: "El gaucho", una escultura de Perlotti. Entre los ganadores se destacó Narciso Ibáñez Menta, primer actor y director del ciclo "Obras Maestras del Terror". Al año siguiente, ya bautizada la estatuilla con el nombre de "Martín Fierro", APTRA distinguió a Tato Bores, un actor clásico del humor político que mantendría su vigencia hasta los 90, con interrupciones impuestas por la censura de distintos gobiernos.
HISTORIA DE LA RADIO:
Argentina fue pionera mundial en materia de radiodifusión, realizando la primera transmisión de la historia en 1920. Las principales emisoras se encuentran en Buenos Aires y Córdoba. Entre los hechos históricos relacionados con la radiofonía argentina, pueden mencionarse: las primeras transmisiones deportivas de boxeo y fútbol en la década de 1920 y el radioteatro en las de 1930 y 1940.
Fueron el médico Enrique Telémaco Susini, junto a otros tres estudiantes: Miguel Mujica, César J. Guerrico y Luis Romero Carranza quienes el 27 de agosto, tras cumplir la hazaña de convertir a la radio en un incipiente medio de comunicación masivo, se ganaron el histórico apodo de "Los locos de la azotea". A través de la transmisión en vivo desde el Teatro Coliseo de la ópera Parsifal de Richard Wagner, nacían Radio Argentina –la primera emisora del país– y un público conformado por apenas unos cincuenta radioaficionados.
Ya en esa primera década de su historia, la radio ofrecía de manera incipiente los géneros y formatos que la habrían de caracterizar posteriormente. En 1921, la transmisión de música clásica se convertía en un hecho de frecuencia casi diaria. Al año siguiente, la noticia cotidiana ganaba espacio con la transmisión en vivo de la asunción de Marcelo T. de Alvear como presidente de la República. En septiembre de 1923 entraba el boxeo, con la célebre "pelea del siglo" entre Luis Ángel Firpo (a) El Torito de las Pampas y Jack Dempsey desde el Polo Grounds de Nueva York y en octubre del año siguiente lo hacía el fútbol, con un partido disputado por uruguayos y argentinos. Alrededor de esa fecha también se ponían al aire los primeros reclames (el galicismo denominaba así a los avisos publicitarios). Hacia el final de la década nacía el radioteatro, cultor inicial de la vertiente criollista y nativista de delgado hilo argumental, centrado en canciones y payadas. El origen se atribuye hoy a Francisco Mastandrea con La caricia del lobo, éxito que continuará Andrés González Pulido con su conjunto Chispazos de tradición y que luego concretará expresiones más rigurosas con dramas históricos y escenas nativas de Arsenio Mármol y Héctor P. Blomberg.
En 1924 surgía en Rosario "la primera emisora cerealista del país", mientras se producía una de las innovaciones tecnológicas más radicales: la introducción de los parlantes, modificando sustancialmente las condiciones de escucha. El aparato receptor se ganaba así un lugar importante en el hogar, reuniendo a su alrededor a la familia entera. En tres años, el número de aparatos había crecido de manera sorprendente y surgían ya los primeros conflictos que llevaron a reglamentar la frecuencia de emisión entre 1925 y 1929.
Los años 30 acentuarán esta tendencia a la expansión. Al éxito de Splendid y Belgrano se suma Radio El Mundo en 1935 con un edificio monumental de siete estudios y dos auditorios, mientras el empresario Jaime Yankelevich crea desde Belgrano las primeras transmisiones en cadena. Las revistas especializadas: La canción moderna y Radiolandia dan cuenta de este auge.
A la vez el radioteatro amplía su temática extrayendo asuntos de la producción folletinesca, donde abundaban huérfanos, madres solteras, grandes villanos y amores imposibles pero eternos. Por su parte, hacia fines de la década, el deporte había consolidado su audiencia y Alfredo Aróstegui ponía al aire El Relato Olímpico, en tanto que Tito Martínez Delbox creaba Gran Pensión El campeonato que mantendría su vigencia por más de diez años. Las voces de Horacio Belbo y Ricardo Lorenzo "Borocotó" con sus relatos de fútbol y boxeo atrapaban a la audiencia de entonces.